Mód 4: Lectura introductoria

En Latinoamérica, tal y como hemos ido viendo a lo largo de los módulos anteriores, parte de los desafíos actuales están anclados en su historia reciente y pasada. En muchos casos los eventos del pasado no le han permitido como continente poder evolucionar económicamente al mismo ritmo que otros países y pasar a formar parte de la lista de los plenamente desarrollados.  En este sentido, es evidente que las políticas nacionales y la comunidad internacional no han logrado mitigar la gran disparidad entre ricos y pobres que se da en este continente y no se ha sabido encontrar una solución duradera a los problemas que la población enfrenta en su día a día. Sin una respuesta política idónea, la sociedad ha optado por organizarse en movimientos sociales para demandar una mayor justicia social. Es más, la resistencia y la capacidad de lucha contra la opresión se han erigido como características representativas de la sociedad latinoamericana.

La implicación de los estudiantes y los jóvenes en los movimientos sociales ha sido crucial a la hora de poner de manifiesto qué otras opciones deben ser tenidas en cuenta para establecer una sociedad más equitativa. Una muestra de esa organización fueron las movilizaciones de Chile en el 2019, donde los estudiantes iniciaron una protesta ante la subida del precio en el transporte público y de ahí, la protesta se extendió a todos los ámbitos sociales. Esta movilización no cesó hasta conseguir un cambio de gobierno y el inicio del proceso de la redacción de una nueva constitución en la que no estuviera presente la huella de los gobiernos opresivos del pasado. 

Un estallido social similar se produjo en Colombia en plena pandemia, más concretamente en abril de 2021. En esta ocasión, ante una reforma tributaria del gobierno, se convocó un paro nacional al que las fuerzas de seguridad del estado respondieron de una manera violenta y desproporcionada, lo cual provocó una posterior movilización masiva de la sociedad. De esta forma, se lanzó al gobierno un mensaje claro de que en una democracia no puede obviarse el poder del pueblo y que la violencia por parte de las fuerzas del estado vulnera los derechos fundamentales de los ciudadanos. La primera línea de estas manifestaciones que se topaba con los antidisturbios y que, por tanto, estaba más expuesta a la violencia policial, estaba ocupada por los más jóvenes. Las madres de estos chicos se unieron más tarde a la protesta y se organizaron para sustituir a sus propios hijos en esa posición que implicaba un mayor riesgo de recibir un impacto violento. Este gesto ponía en entredicho al gobierno y a las fuerzas de represión: ¿serían capaces los antidisturbios de ejercer la violencia contra las mamás de la primera línea? ¿Qué repercusiones tendría esa acción?

En Cuba también se produjo una gran manifestación el 11 de julio de 2021 y al igual que las anteriores, fue iniciada por los jóvenes del país. Esta y otras manifestaciones, en su mayoría pacíficas en oposición a la gestión del gobierno, han sido las primeras de esta magnitud en décadas desde el triunfo de la revolución cubana, pues miles de personas se unieron a ellas. El desencadenante fue principalmente la falta de alimentos y medicamentos durante la pandemia, pero sirvió además como protesta por la falta de libertad del gobierno de Díaz-Canel, quien rápidamente denominó estas protestas como “contrarrevolucionarias” y, por tanto, ordenó a las fuerzas del estado que las disolvieran. Un hecho que ilustra lo ocurrido fue la detención en directo de la youtuber y activista Dina Stars por “incitar al desorden público” mientras la entrevistaban en un programa de la CNN para España. Este hecho pone de manifiesto la falta de derechos en lo que respecta a la discrepancia política, uno de los muchos derechos humanos que, desgraciadamente, no son respetados ni en Cuba ni en otros muchos países del mundo.

Otro ejemplo de activismo latinoamericano que se ha considerado modélico es el caso de los movimientos sociales que buscan la igualdad de género. Uno de estos grupos es el conocido como Ni una menos, colectivo argentino que convocó en el 2015 una protesta ante la muerte de una adolescente a manos de su pareja. A la manifestación acudieron miles de personas en las principales ciudades argentinas y el caso tuvo una gran proyección internacional gracias a las redes sociales. El hastag #Niunamenos rápidamente se viralizó y se convirtió en una consigna de gran fuerza para luchar contra la lacra de los feminicidios y la violencia de género. Desde ese momento los colectivos feministas en Argentina han sido cruciales a la hora de dar visibilidad a la desigualdad de género y también, en la lucha por conseguir que el aborto se despenalice en el país. Al igual que en su día las Madres de la Plaza de Mayo utilizaron pañuelos blancos como símbolos de la búsqueda de sus hijos desaparecidos, las feministas argentinas decidieron retomar el simbolismo de este pañuelo, en color verde en este caso, como símbolo para reclamar el aborto como un derecho de la mujer. La importancia de este colectivo ha sido tal que se ha llegado a hablar de una marea verde. Su influencia ha recorrido el continente y debido a ello, son varios los países que han aprobado el derecho al aborto. Otro colectivo feminista de gran relevancia ha sido Las Tesis, que el 25 de noviembre, Día Internacional de la Violencia de Género, en el 2019, realizaron por primera vez una performance de denuncia contra la violencia ejercida hacia la mujer. El vídeo se hizo viral y miles de réplicas de esta misma performance se han realizado por todo el mundo. En el 2020 la revista Forbes seleccionó a este colectivo como uno de los más influyentes del año, y es frecuente desde entonces que tanto el 25 de noviembre como el día 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, sea representado por miles de mujeres en diferentes espacios públicos. 

El colectivo feminista en México es otro que también cuenta con una gran trayectoria de lucha y logros conseguidos. Entre estos podemos señalar que la UNAM (Universidad Autónoma de México) ha establecido un organismo para la coordinación de la igualdad, o que se hayan aprobado leyes como las denominadas “Ingrid” y “Olimpia” que buscan proteger el derecho a la imagen propia y castigan a quien ejerza una violencia sexual digital al difundir imágenes de carácter privado sin consentimiento.

Estos son solo una muestra de los muchos movimientos sociales surgidos en los últimos años en Latinoamérica. Desafortunadamente, las causas por las que luchar permanecerán mientras exista la injusticia y la desigualdad social. Las nuevas tecnologías juegan un papel relevante en la organización de las movilizaciones sociales y en la concienciación global de los problemas en diferentes lugares del mundo y, sin duda, el activismo social y político tiene una gran presencia digital en nuestros días. En este sentido, ¿crees que el activismo puede mejorar la sociedad? ¿Está tu generación más implicada en las causas sociales que las anteriores? ¿Por qué causas sociales debe luchar el activismo hoy día en este país? ¿Son las mismas que en Latinoamérica?