Mód 1: Lectura introductoria
En este curso vamos a aprender, reflexionar e intercambiar historias y opiniones sobre aspectos de la actualidad relacionados con los países de habla hispana. En este primer módulo uno de los objetivos principales es abordar la cuestión de la identidad desde distintas perspectivas.
En Estados Unidos la población latina cobra importancia día a día en todos los ámbitos, tanto en el económico, político como en el educativo o social. De hecho, en 2020 conformaba ya casi el 19% de la población total estadounidense. No obstante, y a pesar de su gran relevancia y diversidad, estamos acostumbrados a que desde la industria cinematográfica o desde diversos medios de comunicación sigan llegando imágenes estereotipadas de “lo latino”. Con frecuencia estas imágenes transmiten conceptos negativos que hacen que a los que forman parte de este grupo se les impida identificarse con él, o peor aún, que los ofenda o les cause daño.
Estas representaciones recurrentes no generan un concepto de lo que estas sociedades son, por lo que la inmensa mayoría no se ve reflejado en ellas. Pero, ¿qué significa ser “latino”? Hablar de identidad no es una cuestión sencilla. Es uno de esos términos que empleamos en nuestro discurso de forma habitual pero que se nos escapa, porque un individuo puede encontrar similitudes y características que compartir con diferentes grupos e individuos. Entonces, ¿qué es lo que conformaría nuestra identidad? Para tratar de contestar estas preguntas quizá se deba empezar abordando la propia definición del término “latino”. Esta palabra hace referencia al origen lingüístico de las civilizaciones europeas que llegaron por primera vez a tierras americanas a finales del siglo XV imponiendo sus lenguas, el español y el portugués, procedentes del latín. De esta forma, y con el paso del tiempo, el origen de los conquistadores y su idioma dieron paso a la denominación de ese territorio: Latinoamérica. Para señalar, y probablemente para delimitar la zona conquistada por España, de la conquistada por Portugal, se le asignó el nombre de Hispanoamérica, es decir, la América “española”. Hoy día, el español es el idioma oficial en 18 países del continente americano. Ahora bien, esta lengua coexiste y comparte cooficialidad con otros idiomas en distintos países y áreas geográficas, como el caso del quechua, el aymara, el guaraní, el mapuche, el náhuatl, etc. Indicativo de esta diversidad lingüística es el hecho de que solamente en México se hablan sesenta y ocho lenguas diferentes. Es curioso que esta riqueza lingüística sea un factor del que apenas se habla en los medios y cuando se hace, aparece bajo la amplia denominación de “lenguas indígenas” o “lenguas originarias”, homogeneizándolas nuevamente, aglutinándolas a todas dentro de una misma categoría. Esta rica diversidad lingüística está intrínsecamente ligada a una diversidad de pueblos, gentes y culturas con sus propias tradiciones e idiosincrasias. En este sentido, un gran porcentaje de la población latina de Estados Unidos se encuentra con un dilema cotidiano cada vez que tiene que cumplimentar cuestionarios en el que debe indicar si su categoría racial es “Hispanic” o no. Esta cuestión es problemática para esos grupos demográficos por muchas razones: ¿comparten un colombiano y un uruguayo el mismo origen étnico solo por hablar la misma lengua? ¿O es “Hispanic” un término que hace alusión a cuestiones meramente culturales? Y si ese fuera el caso, ¿sería adecuado usarlo para identificar la raza de alguien? En muchos otros casos, la nacionalidad y el origen étnico, aunque son conceptos complementarios, nos pueden hacer cuestionar nuestra identidad: ¿Qué raza tengo yo? ¿Soy hispano o soy asiático? ¿No puedo ser negro y ser hispano? ¿O blanco e hispano? Es claro que la sobregeneralización, junto con la confusión entre el origen geográfico, lingüístico y racial, nos lleva a esta problemática identitaria. No es necesario explicar que cualquiera de las razas pueden tener representación en cada uno de los países latinoamericanos y por tanto, encontrarnos con esa única categoría no nos permite ni expresar nuestra individualidad ni reflejarla de forma precisa. Por otro lado, es llamativo que si la forma de categorizar es geográfica, ni tan siquiera se haga la distinción entre Norteamérica, Centroamérica, Caribe y Sudamérica.
Igualmente, sucede con respecto a la religión cuando se identifica a todos los hispanos/latinos como católicos. La realidad es que no se puede negar la influencia del catolicismo en Latinoamérica (el 69% de los latinoamericanos se considera católico). Sin embargo, debemos tener en cuenta también la importancia de otras comunidades religiosas en el continente, como la judía en Argentina o la musulmana en Chile, o la llamada “diversidad protestante” en Colombia, por mencionar solo algunas, así como el aumento del ateísmo o el agnosticismo en décadas recientes.
Finalmente, para hablar de identidad y no exclusivamente la latina o hispana debemos hablar de género, un tema con una relevancia sociopolítica innegable. En este sentido, las ramificaciones de todo lo relacionado con la identidad de género se extienden más allá del ámbito personal y del colectivo LGBTQI+, y tienen un impacto directo en cuestiones administrativas, educativas, y legislativas, por mencionar solo algunas. A este respecto, la lengua española está experimentando una transformación gracias a los defensores del lenguaje inclusivo que están proponiendo nueva terminología y sufijación para asegurar que el género encuentre una representación adecuada en el discurso social (p.ej. uso de “-x”, “-es” en lugar de “-os/-as”, etc.). En este sentido, se observa en los últimos años una concienciación mayor por visibilizar a todas, todos y todes.
Sin duda, las redes sociales se han convertido en una herramienta efectiva para reflejar la variedad y contrarrestar la influencia de los medios más tradicionales y poco a poco, se empieza a dar visibilidad a estas individualidades (raciales, lingüísticas, culturales, de género, etc.) como una parte más de una realidad plural y con grandes posibilidades que ofrecer, aunque el camino por recorrer en este sentido todavía sea largo.
Y para ti, ¿qué es la identidad? ¿Cómo se conforma? ¿Es estática o evoluciona a lo largo del tiempo? ¿Afecta en su configuración el lugar del que somos o la familia en la que nos criamos? Estas son algunas de las preguntas sobre las que reflexionaremos próximamente y a las que intentaremos dar respuesta juntos.
Works Cited
US Hispanic Population Continued Its Geographic Spread in the 2010s, Pew Research Center, February 2022
Informe Religión en América Latina, Pew Research Center, Noviembre 2014